¿Cuándo hemos de acudir al psicólogo?

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Como sucede con el odontólogo o cualquier otro profesional de la salud, al psicólogo podemos ir sin necesidad de estar sufriendo una crisis depresiva ni de ninguna otra clase.

Acudir a un psicólogo por primera vez no es una tarea tan sencilla como podría parecernos a simple vista. Muchas personas pasan internamente por procesos difíciles y pueden verse asaltados por numerosas dudas respecto a solicitar ayuda a un psicólogo profesional.

Es interesante conocer cuáles suelen ser las preguntas y los pensamientos que antes de acudir a un psicólogo profesional uno suele hacerse a sí mismo y que nos desvelan las inquietudes que con más frecuencia se repiten. Asimismo veremos cómo ayudarle a sortearlas para no cronificar los problemas y evitar un malestar emocional innecesario. En todo caso ten en cuenta que puede

1- Dudas sobre la gravedad del problema

Cuando los síntomas de una enfermedad y el sufrimiento psicológico asociado causan un deterioro físico, laboral y social significativo es el momento de planteárselo seriamente. Es muy importante acudir lo antes posible a un psicólogo para no agravar la situación y que a la larga sea mucho más difícil erradicar el problema y mejorar su estado anímico.

2- Otras personas han pasado por lo mismo y han salido adelante

En este sentido cabría decir que con frecuencia nos encontramos con personas que se exigen por encima de sus límites y sus posibilidades reales. Para ellos acudir a un psicólogo puede llegar a despertar sentimientos de vergüenza o humillación por no poder solos. Con el fin de calmar su malestar les diríamos que puede resultarles conveniente y útil conocer que los recursos individuales de afrontamiento son variables entre las diferentes personas e incluso en una misma persona en diferentes momentos.

3- Nadie me puede ayudar

Muchas personas piensan que lo que ellos no puedan hacer por sí mismos, nadie podrá hacerlo. En parte es cierto y en parte no. Hay problemas que no son una cuestión de voluntad, querer no siempre es poder. Para llegar a este acto de voluntad primero hay que descubrir qué le pasa a uno e identificar aquellos elementos que contribuyen a recuperar la salud y el bienestar emocional. Existen fuerzas psíquicas inconscientes que el profesional ayuda a desvelar para poder tratarlos y que el propio paciente trabaje a su favor.

4- El tiempo lo cura todo

Esta es una de las falacias más extendidas y que está más arraigada está en el sentir popular. El tiempo no cura el dolor emocional. Es lo que cada uno hace durante el mismo lo que ayuda a que los sentimientos dolorosos que en un momento vital resultan ingobernables puedan elaborarse y transformarse en experiencias constructivas.

5- Miedo a la estigmatización social

Si bien en nuestra sociedad actual la figura del psicólogo cada vez resulta más familiar al hallarse presente en contextos escolares, laborales y clínicos también es verdad que acudir a un experto despierta temores hacia el qué dirán al ser descubiertos o a que esta información conlleve el rechazo social al quedar fácilmente etiquetados como “locos” o “débiles mentales” o incluso a que lo usen como arma arrojadiza ante los demás.

Sin embargo, a estas personas les diríamos que si bien la sociedad tiene una asignatura pendiente respecto a normalizar y comprender mejor lo que acudir a un psicólogo significa, ellos han de saber que no siempre los demás van a comprender nuestras razones. Acudir a un profesional evidencia dos cosas esenciales. La primera es que se puede pedir ayuda y que se tiene el suficiente grado de conciencia para saber que se padece un malestar emocional que te hace sufrir, y la segunda que se ha decidido valientemente usar todos los recursos disponibles para solucionarlo. El psicólogo es uno de ellos.

6- Miedo al cambio

Es importante mencionar a aquellas personas que saben a ciencia cierta que tienen un problema. Hallamos en estas personas más dificultades y temores para comprometerse con sus cambios personales, que conllevarían a acabar con su malestar.

No podemos mejorar sin cambiar, de lo que se trata es de saber cuál es el precio que pagamos si no lo hacemos y vislumbrar el beneficio que nos reportaría a nuestra vida. Una vida con menos sufrimiento o, al menos, un sufrimiento más soportable.

Finalmente comentarte que no hay una edad determinada para acudir a un Psicólogo, todo depende de las necesidades individuales.

Los niños pequeños pueden necesitar de la intervención de un profesional de la psicología, ya que en estas edades es posible que se presenten diversos problemas,  que cogidos a tiempo, tienen solución. Por ej: Pesadillas,Terrores nocturnos, Ansiedad de separación, Fobias, Hiperactividad, Fracaso escolar, etc.

En otras ocasiones, aunque no se puedan curar, si se puede ayudar a que el problema se lleve de la mejor manera posible, con el objetivo de que tanto el menor, como sus padres, tengan una mejor calidad de vida, enseñándoles como responder a las necesidades de su hijo.

Cuando llegamos a la adolescencia, el cambio hormonal que sufre el organismo  puede repercutir en el comportamiento hacia los demás, e incluso hacia nosotros mismos como cambios de actitud, pensamientos irracionales y/o alteraciones del carácter, que nos pueden llevar a buscar soluciones equivocadas o a fijarnos en modelos inadecuados.

Así, trastornos de la alimentación (Anorexia, Bulimia), fracaso escolar, alteraciones del sueño, dependencia de sustancias (alcohol,drogas,etc.), pueden implantarse en esta etapa y, si esto sucede, cuanto antes nos pongamos en manos de un especialista mejor, pues evitaremos que se vuelvan irreversibles.

Un escalón más en nuestra vida es cuando alcanzamos la madurez. Esta etapa coincide con la incorporación al trabajo, y  la formación de una familia. Las prisas, el estrés, la ansiedad, etc., pueden aparecer en nuestro modelo de vida, y su implantación nos lleva a estar incómodos, y a incomodar a los que tenemos cerca. Buscamos la forma de que nos escuchen, pero esto no siempre se consigue y entonces nos escondemos en nosotros mismos sin encontrar solución, o  al menos eso pensamos, porque si acudimos a un terapeuta, este nos guiará por el buen camino, con Terapias y Técnicas adecuadas a nuestro caso particular.

En la última etapa de la vida, cuando no hacemos mayores, las circunstancias cambian, llega el momento de la jubilación, en ocasiones de la despedida de seres queridos. También nuestro cuerpo sufre trasformaciones: menopausia, alteraciones del sueño, enfermedades propias de la vejez.

Pues también a esta edad, si lo necesitamos, debemos ponernos en manos de un profesional, para que nos ayude a superar todas nuestras dudas, y nos aconseje sobre como ser más felices.

PSICOLOGÍA MÁS FÁCIL. LLÁMANOS, TE AYUDAMOS A AYUDARTE!!

 

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